Maldito diario,
Tengo el corazón encogido y en gélido estado (como toda una gelatina marica) al verla ceñida a dos colores que la sujetan en el aire dentro de ese vestido que tapiza su cuerpo veinteañero. Dos colores le cruzaban el cuerpo y nunca pude abordarla. Maldito diario, ella es y no es un arcoiris bicolor.

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[Quedamos en vernos en un cine conocido. Los minutos avanzan con suave letargo. Ahí está, ya la vi].

Se aparece ante mí como un arcoiris de solo rojo y negro. Única. Mis ojos escanean su silueta mientras que mi bombeador sangriento presiona REC al cerebro. Graba. Primer archivo a Data_01 y así al infinito. Ella va vestida como la sangre y el luto. El color que ciñe su piel va en diagonal: nace en el seno izquierdo y aterriza despacito en su muslo derecho. Esas líneas diminutas, delgadas, gruesas y complicadas la envuelven como los anillos a Saturno ¿Será que esa tarde ella me buscó para ser su satélite lunar?

[Hoy nos vemos las caras porque se le canceló un té de amigas. No almorzó. Compramos buffet. Estoy detrás de ella].

Dentro de esa tela, su tegumento casi chocolate, imitación de una caribeña perdida entre el solsticio y el equinoccio, es un catálogo abierto de tonos arcillosos. Al darse vuelta, dos lazos cansados se debaten en complicados nudos, cuelgan flojamente en su espaldar y danzan alabarés de derecha a izquierda.

[Ya no la puedo abordar con mis brazos de pulpo, solo nos queda abordar un rectangular bus heterogéneo. Vamos al CCE].

Su cabello sin dirección flota arriba de sus ojos rumbosos. Una tibia carnosidad habita en sus mejillas. Su pecho es el mismo lote baldío donde jugar de madrugada y por la mañana a levantarse, correr y escapar.

[Vimos media película de Buñuel. Alguien ronca. En una Heladería ella pide un helado sabor a jarabe].

Los ojos rumbosos, sus párpados de pequeña seductora, el celo de sus pestañas que me hacen guardia, cejas en bloque, todo está matizado por un tímido tono gris que desentona su forma de arcoiris bicolor.

[No pude embestir a esa ninfa bicolor mientras subía feliz por acceder al mezanine. Un golpe de caderas falso y un saludo al paso, “juiiiish", activó su risa balbuceante, la entrecortada y chillona como estación AM. Por un momento quería fingir, engañarme mientras iba a su lado, que ella no me veía, que yo no existía, que yo no era el que respiraba cada dos segundos del aire que ella acababa de exhalar, que yo no estaba ahí abrigándome los pellejos con el calor que evaporaba su propia piel, o descifrando los mensaje en clave después del tañer de sus tacos sobre el pavimento, o fingir una pequeña conversación:
- ¿Cuál es tu canción favorita?
- Yo no tengo canción favorita, solo te tengo a ti.
Fin de la tela bicolor, y sus medias pantis no son color caramelo. También llevaba botas, pero de eso no quiero hablar, eso no quiero ser].

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001.- Parte del soundtrack de esa tarde es esta canción de los Rolling.

6 Comments:

  1. Laura Zaferson said...
    Disfruté.
    mtw said...
    Este brother si que esta quemadazo!! Buena ricky !!
    Anónimo said...
    oe compadre ya deja las drogas hacen daño al cerebro!!
    Anónimo said...
    Me parece una buena forma de describir el estado de animo de un enamorado o ilusioinado, los que alucinan no son los que describen lo que sienten sino los que se sienten saberlo todo.
    Anónimo said...
    lo que te puedo decir es que yo sabia lo que escribia pero no sabia lo que escribi hasta que te escribi escribir lo que habeis escrito "cantinflas"
    Anónimo said...
    ¿existe la cita perfecta?

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