[Hasta el último segundo dudé en publicar este Post. Lo analicé en el transcurso del camino de regreso a casa, después del trabajo. A fin de cuentas no tengo nada que perder (ni que ganar). La siguiente carta no pretende mitificar algún sentimiento abandonado. Es una misiva que tiene una misión pendiente de años, pero antes se pasea por los pocos lectores del Teleaparato.]

No tengo un rito post amoroso en mente, o un track especial para proceder a descubrir una carta olvidada en años. La escribí a los tres meses después que ella se marchara. Por entonces volvíamos del cine y mi bocota arruinó todo. “Me sentiré mal cuando te vayas”, le confesé un domingo de Agosto por la noche (sí, lo dije con voz de bobo). Aquello es el acta de nacimiento de esa carta (o bien podría ser la de defunción). La fecha, en el sobre, dice que fue enviada el dos de Noviembre del 2004; la carta se paseó por toda Milán y nunca reposó sobre sus manos (alguna vez álgidas sobre una barra de metal).

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Actualmente, ya hace años que no sé de ella, pero fácilmente se puede observar algunas fotos publicadas en su -prontamente venerado- Hi5. La chava se ha puesto guapa. Talvez en adelante le dedique un Post celebrando esa sencilla y sana naturalidad, la de sonreír.

Bueno, si estás leyendo esto, no hay de que preocuparse, no diré tu nombre. Feliz cumpleaños MLP, y no te asustes; no es la primera vez que escribo algo que te involucre. Lo que vas a leer a continuación es, ya, un recuerdo realmente inofensivo. Un cariño bonito (editado, pero, aún así, bonito).


01 de Noviembre de 2004
ANTES DE QUE TE ENAMORES

Antes de que te enamores tendrás que saber que mi cielo sigue siendo del color de tus párpados: celeste y rosa, y ya no el gris que seduce. Antes de que te enamores en el jardín se cosechan las mismas flores y que mejor aún si son las rojas. Antes de que te enamores aquellas flores no olvidan su aroma preferido y de la miel que inyectabas en nuestros encuentros cercarnos (tan sólo dice esperar el pequeño polen que siempre volverá). Antes de que te enamores el clima no cambia, es el mismo invierno en la dulce espera de su sol en Junio.

Antes de que te enamores tendrá que saber él que tú me enseñaste del dulce y de la timidez, de la pasión y la ternura, de la voz baja y mirada cabizbaja, de la actuación y del ensayo, de la venganza con golpes de almohada y de manos entrelazadas un domingo por la noche, o de las manos que te impedían acomodarte el cabello.

Antes de que te enamores tendrá que saber él, tu nombre: MLP (Mujercita Linda Perlita).

Antes de que te enamores lo único que no puedo decirte es: No te enamores.


Estoy aquí pánfilamente sentado en el mismo lugar donde escribía tantas cosas (nótese el ‘escribía’). Yo no sé de donde he parido este atrevimiento para ensañarme con estas líneas que vas a leer, debe ser la necesidad de un cazador de no perder el rastro de su víctima y el de poder compartir algo contigo, sí. Espero evites la crispación que te nace al recibir esto. Desde ya, mil perdones justificados.

Es que yo no sé que pensar, si para mí todo iba bien. ¿Por qué sucedió aquello? Yo aún no lo sé. Creo fui un poco tonto ¡Oh vamos… un gran tonto! Nadie nos podrá rembolsar esas noches sin entrega. Yo quise llegar hasta el final ¿y tú?

Perdóname, pero aquella noche fui humano. Sucede que yo me autoexilio con todos mis sentimientos cosidos en la piel, y esa noche quise hacer lo contrario y resulté complicándome y también contradiciéndome. Soy un gran tonto por no despertar temprano a tu encanto. Tú siempre estabas ahí de cerca. Ahora lamento todo eso.

He conversado con tu hermana sobre lo sucedido y piensa que todo no es más que un simple mal entendido. Yo recuerdo las imágenes de esa noche, pero tengo una en mi mente que no suena nada especial: cuando cerré la reja de tu pórtico y tú sentada en la escalera. Te dejé. Creía que ya todo estaba dicho. Me he odiado por dejarte sentada. Yo quise acercarme, quería hacerlo; tomarte de las manos y decirte que olvidemos ese momento y continuemos como antes, pero talvez tú retirarías tus manos de las mías una vez más esa misma noche.

Creo ya se acaba esto. MLP no sé lo que sientes tú por mí, no lo sé. Siempre serás para mi MLP. Quizá la distancia se transforme en un puente inalcanzable pero dicen los advenedizos que al soñar las distancias se acortan. Démosle sentido a aquella frase tuya de “amigos para algo” que es mejor que “nada”. MLP hay que darle gusto a Dios, que él ya vuelve a ser mi amigo.

PDT: Te envío el disco de Lucybell que olvidaste y una tira de fotos mías en la actualidad.



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001.- No mencioné tu nombre pero esta canción se le acerca bastante. Bonito cumpleaños y saludos al chantillí.



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